El principal argumento de esta colección es la dualidad de la naturaleza. Incluso tras siglos de progreso industrial, estos elementos de la naturaleza mantienen su intriga, misterio y fantasía. Los búhos por ejemplo, no son solo aves; su silencio e impasibilidad es tan inexplicable como cautivador. Los vastos e impenetrables bosques siguen poniéndonos los pelos de punta a los humanos mientras los pantanos inexplorados no tienen mayor propósito que el de mantenerse como icono de cuentos siniestros e historias que se cuentan por susurros. Las hierbas venenosas (como la canadiense Virginia Creeper que da nombre a la colección) son una maravilla para el ojo del espectador, cuando al mismo tiempo no pueden ser ni tocadas ni comidas. No es de extrañar que este aislamiento implique acceder a un más puro estado mental.
Los colores utilizados en esta colección son todos derivados de temas relacionados con la naturaleza: marrones de los bosques y negros de la noche, verdes de las hojas y blancos de la nieve. Así como las plumas de los búhos y las sombras sobre las ciénagas se mezclan entre ellas, las siluetas también tienen tonalidades cambiantes, parecido al camuflaje. Hay varias formas en las prendas que están para crear ilusiones ópticas: una ‘doble’ chaqueta que parece un chaleco puesto sobre una chaqueta más larga, que en realidad es un corte de una sola pieza. En contraste a este tributo a la naturaleza, hay una intensa parte tecnológica en la colección. Tanto como la naturaleza es usurpada por la invasión del ser humano, estas prendas están igualmente relacionadas en una batalla donde el plástico – comúnmente usado para producir bolsas de basura- se utiliza en materiales ‘anti-naturales’ como el nylon, la piel falsa, el algodón encerado y variedades del plástico para pantalones, ponchos y capas. Para completar la colección, la moda juvenil americana (chaquetas de baseball, jerseys deportivos) también se deja entrever, como contraste entre dos culturas combinadas.
Algunas de las piezas fueron tratadas con ácido para que se estropeasen y se deshilachasen, como si las polillas se las hubiesen comido. Las prendas se vendían de primeras en una condición excelente pero se iban ‘pudriendo’ con el uso. Esta técnica puede que represente no solo la descomposición sino también la incapacidad del ser humano de sostener esta lucha contra el orden natural, que hace inútil la resistencia. Los materiales decadentes le proporcionan al usuario una sensación única de pertenencia e historia personal, ya que cada pieza se descompone de manera diferente a las demás. Hay mucho que destacar en esta colección pero en definitiva los gráficos más notorios son los de la sudadera ‘NEBRASKA’ (Virgil Abloh infamemente tomó el gráfico como referencia para Off–White hace un par de temporadas), y la sudadera con el logo de Virginia Creeper.
Escrito por Iñaki Álaba